Los Krampus, esas figuras demoníacas que acompañan a San Nicolás, han despertado el interés de generaciones por su dualidad: son a la vez guardianes de una tradición milenaria y protagonistas de un fenómeno cultural que ha evolucionado hacia el turismo y la mercantilización. En esta entrada, el significado cultural y antropológico de los Krampus, su historia y cómo los rituales de los que forman parte se transforman en contextos contemporáneos.
¿Quiénes son los Krampus?
Los Krampus son criaturas del folclore alpino que simbolizan el castigo a los niños que no se han comportado durante el año. Mientras que San Nicolás recompensa a los pequeños obedientes con regalos, los Krampus se encargan de los traviesos, amenazándolos con cadenas y varas de abedul.
Orígenes históricos
El origen de los Krampus se remonta a tradiciones paganas precristianas, vinculadas a rituales de invierno para ahuyentar espíritus malignos y garantizar la fertilidad del suelo. Con el tiempo, estas prácticas fueron cristianizadas, integrando a los Krampus en las celebraciones de San Nicolás, especialmente en Austria, el norte de Italia y Alemania.
Los Krampus en el Süd-Tirol
En la región del Süd-Tirol, los desfiles de Krampus, conocidos como Krampusläufe, se han celebrado desde al menos el siglo XVI. Estas procesiones tienen un carácter profundamente visual y teatral: figuras ataviadas con máscaras talladas en madera, pieles de animales y campanas recorren las calles, recreando el enfrentamiento entre el bien (San Nicolás) y el mal (los Krampus).
Siglo VI – VIII d.C.
Primeras referencias a rituales invernales en los Alpes, de raíces paganas.
Siglo XII
La Iglesia católica comienza a cristianizar estas prácticas, integrándolas en las celebraciones de San Nicolás.
Siglo XVI
Los desfiles de Krampus aparecen documentados por primera vez en regiones alpinas, como el Süd-Tirol.
Siglo XIX
Surge el interés por el folclore alpino, y los Krampus son recogidos en estudios etnográficos.
Siglo XX (1970s)
Los desfiles tradicionales comienzan a organizarse como eventos turísticos.
Siglo XXI
Los Krampusläufe ganan popularidad global, combinando tradición y espectáculo.
Los rituales: entre la tradición y la transformación
¿Qué es un ritual?
“Un ritual es una secuencia de actos simbólicos que se ejecutan de manera formal y repetitiva, generalmente en un lugar y tiempo específicos, y que suelen estar cargados de significados culturales o religiosos. Según Victor Turner, ‘los rituales son procesos sociales que marcan transiciones entre estados o roles, conectando a los individuos con las estructuras sociales y con significados más amplios’ (El proceso ritual: estructura y antiestructura, 1969).”
El ritual en el mundo contemporáneo
En la actualidad, estos rituales están sujetos a dinámicas de mercantilización cultural, un concepto desarrollado por Jean y John Comaroff (2009). Según estos autores, la mercantilización implica la reconfiguración de prácticas culturales para ser consumidas como bienes o espectáculos. En el caso de los Krampus, su representación se ha integrado en estrategias turísticas regionales, atrayendo visitantes a los mercados navideños del Süd-Tirol y generando un impacto económico considerable.
Tradición o mercantilización: un debate abierto
¿Son los desfiles de Krampus una expresión auténtica de tradición o un producto turístico? En Pergine y otras localidades del Süd-Tirol, las procesiones se han adaptado para atraer a audiencias más amplias, con medidas de seguridad y horarios establecidos para maximizar el impacto turístico. Sin embargo, para muchos habitantes locales, los desfiles siguen siendo una parte fundamental de su identidad cultural.
Una tarde con los Krampus en Pergine
Tras varios años intentándolo, el primer domingo de diciembre de 2024 me acerqué a la localidad de Pergine, a pocos kilómetros de Trento (Italia). Lo cierto es que no solo la puesta en escena de los Krampus había llamado mi atención, sino algunas inusitadas situaciones de violencia descarnada acaecidas en la vecina provincia del Alto Adige en las que, tras el paso de los Krampus, las urgencias de los hospital se llenaban de heridos.
El desfile de Krampus de Pergine se enmarcó dentro del festival invernal Armonie d’Inverno que, según la Agencia de Promoción Turística de Pergine Valsugana, “celebra la socialidad a través de tradición música y cultura”. Mercadillos de Navidad, búsqueda de un record Guiness, maratones de conciertos, carreras populares… y también Krampus.
A mi llegada a la Piazza Gavazzi me esperaba una noria y los primeros puestos del mercadillo en los que degustar glühwein (vino caliente especiado) y algunos dulces de la zona como el strudel di mela o la treccia mochena. Como en otras muchas fiestas ante la duda lo mejor es seguir a las masas. Poco a poco, y no sin dificultad, fue caminando hacia via Pennella y no había duda: ahí estaban los Krampus .
Al principio, no pude advertir su presencia. Fueron los incontables teléfonos móviles alzados por encima de las cabezas de las personas los que me hicieron intuir que ahí delante ocurría algo. Resguardados de las personas tras una valla, seis Krampus aguardaban al inicio oficial del desfile mientras eran objeto de deseo por parte de cámaras fotográficas y teléfonos móviles; un hecho que dominaría todo el desfile.
Con paciencia decidé replegarme en un rincón de via Pennella pensando que, tal vez, los Krampus pasasen por delante y pudiera disfrutar el desfile. Error de principiante y, de nuevo, recurro a las masas y a los teléfonos alzados para incorporarme, yo también, a la caza de los Krampus. A pesar del ambiente totalmente familiar del evento, el desfile muy pronto se convierte en un set fotográfico.
Cada persona quiere un selfie con alguno de los Krampus al mismo tiempo que cada madre y padre, orgullosos de la valentía de sus pequeños, se obstinan en fotografiarlos -quieran o no- delante de estas criaturas fantásticas. El desfile, entonces, se ralentiza. Rodeados por doquiera en ocasiones es complicado observar con detalle el propio atuendo de cada uno de los Krampus.
El desfile continuó por las calles del centro de Pergine hasta alcanzar la placita del ayuntamiento. Cada uno de los Krampus había sido absorbido entre los espectadores. Su vagar errático por las calles seguía siendo interrumpido, constamente, por la petición de nuevas fotografías. Mucho podría argumentarse, aunque no hoy, del proceso y estructura ritual reducido a la mera exposición de fotografías en redes sociales.
Tras seguir a los Krampus durante un buen rato decido que ya basta. Detrás del ayuntamiento, en otra zona de mercadillo navideño, hay tanta gente buscando su fotografía con los Krampus como ignorándolos. Se hace imposible caminar. Estos seres típicos del folclore alpino parecen estar, también, cansados de la situación y comienzan a regresar sobre sus pasos.
A medida que los Krampus –y yo con ellos- desandan el camino va disminuyendo, también, el número de personas y de peticiones de fotos. Por primera vez observo a los Krampus interactuar con las personas y amenazarlas con algún objeto contundente. La escenificación ritual del bien y el mal, el premio y el castigo, se materializaba casi como un juego.
Sin embargo, poco antes de concluir el desfile, ocurrió algo sorprendente: mientras seguía a un Krampus nos cruzamos con San Nicolás. Mi imaginación pedía a gritos una batalla mísitica, la redención del Krampus frente a su nuevo señor, la sumisión de las criaturas paganas frente al cristianismo,… pero nada de eso ocurrió. De hecho, entre ambas figuras no hubo ni siquiera un cruce de miradas.
Llegados al punto de salida, los Krampus se quitan sus disfraces delante de todas las personas. La magia o la ilusión -el truco, si se prefiere- queda a la vista de todos. El desfile termina, el ritual, pienso, nunca empezó. Las personas sacan las últimas fotografías a las gigantescas máscaras de los Krampus y se pierden, de nuevo, entre los puestos del mercadillo navideño de Pergine.
Bibliografía
- Comaroff, Jean y Comaroff, John. (2009) Ethnicity, Inc.. University of Chicago Press
- Turner, Victor (2008) El proceso ritual: estructura y antiestructura. Gedisa.